23.8.07

Texas

Te decía, no me conoces. ¿De qué sirve contarte mis cosas para que me califiques de resentida? Y tú seguías con lo mismo: que ya que tanto me quejaba por tus ausencias y sexo a conveniencia, por qué no me iba para Texas a buscar mejor vida.
Por esa incongruencia de quererme lejos, no me esmeré en llorar cuando colgaste.
Hasta que llegó el lunes, día de escaparte de ella y su alegada frigidez.
Que no te quiero perder, que nos necesitamos, has venido a decir llorando. Luego me hiciste el amor, aprovechando mis orgasmos para verbalizar tu agresividad latente. Te obceca creer que mi placer depende de ti, que me posees y controlas hasta la médula.
Pero un Nine and a Half Weeks se convierte en cárcel, si los amantes se funden tanto en sus tinieblas que llegan a odiarse.
Tenías razón, me va mejor en Texas. Hasta me he percatado de cuánto se parece a ti Ricardo.
Tampoco con él me protegí de transmitirle este maldito veneno, que al paso que se esconde en mis células, parece hacerme más apetecible para infieles engreídos.

No hay comentarios.: