10.8.07

La alumna

Acerca la copa de vino a su boca cuidando su brillo labial. Enciende un cigarrillo.
Saca un papel del escritorio y escribe:

Querida Marla:

Recuerdo la vez que me enviaste la foto de tu amante cibernético describiéndole como un tonto que cayó de ti enamorado.
Siempre callé ante tu infidelidad en plena cama matrimonial, tus amantes de Internet atosigados de mentiras y arranques de furia imprevistos. Pensaba que dadas mis imperfecciones, nunca encontraría una amiga tan sincera y tolerante como tú, aunque fuera bajo tus reglas.
No fue hasta que te separaste de tu esposo y nos mudamos juntas a este apartamento, que vi todo claro.
Nuestra amistad se basó en tu empatía con mis tragedias de baja autoestima. Aceptada en mis fracasos, vegetaba en círculos presta a continuarlos.
Fue así como me identifiqué con tu víctima. Nos citábamos cuando no estabas. Un día me confesó que no se había enamorado de ti, sino de mí, revelando que utilizaste con él mis fotos como carta de presentación.
Siempre te creí capaz de cualquier cosa por mantener el control.
Lo inesperado fue reconocer en él a un patán cobarde e impotente hijo de perra, un don nadie estafador en busca de dinero, cuando ya me había enamorado.
Por tanto puedes andarte a la mierda y dejar de llorarte víctima de robo de amante.
Yo sé que no tienes madre, pero no conoces la de veces que he detestado a la mía por traerme a este mundo donde habita gente como tú.

Friends forever,
Beatriz

Termina la copa de un trago. Rasga inexpresiva el papel, lo arroja al cesto de basura junto al cigarrillo. Mientras el cesto arde invadiendo con sus llamas la habitación, camina erguida hacia la puerta, equipaje en mano.
En la perilla externa cuelga una nota:
“Mi amor, me fui a tomar mi vuelo. Te llamo en la noche. Besos, B.”

No hay comentarios.: