29.7.07

El vuelo

Sudo. Miro el reloj. Corro de un lado a otro de la habitación.
Qué cantidad de mierda llevo, pienso.
La enorme caja repleta de bellos artículos para mi tienda, checked. Los regalos cuidadosamente empacados, checked. Las toneladas de ropa y zapatos, checked. El maquillaje retocado una y otra vez, checked. El trago final de la botella que compré para un regalo, checked.
Llaman del lobby. Ha llegado puntual el chofer a buscarme. 6AM le dije ayer, antes de irme a una fiesta. Le pido a la recepcionista le diga al chofer que me espere. Al rato él me llama. Pregunta si voy a bajar. Le digo que si, que por favor me espere, que ha surgido un contratiempo.

-Cómo no, señorita.

Me calzo los tacones de plataforma para hacer espacio en mi equipaje. Me pongo el vestido corto verde. Fue la única pieza que quedó sin empacar cuando atesté todo de golpe en la maleta.
6:45AM, veo la cara del chofer. Me recibe con disgusto. Le sonrío y agradezco su espera. Su taxímetro llevaba rato corriendo. Sus ojos se clavan en mis piernas.
Es una hora la distancia hasta el aeropuerto. El chofer bebe una cerveza tras otra mientras maneja como desquiciado. Me ofrece.

-Gracias, pero no consumo licor.

Sonríe burlón. Dormito con un ojo abierto, implorando en silencio llegar a salvo.
Arribamos en 37 minutos. Parece ebrio. No tanto como para no cobrarme 75 dólares que sin pensarlo le entrego.
No sé dónde queda nada en gestiones de vuelo. Pregunto todo el tiempo.
Me deshago del equipaje enorme. Lo tendré que recuperar en otro país.
En el avión pido tequila. En el baño me tomo un calmante. Almuerzo en sopor. Guardo parte del menú en mi bolso.
Aterrizamos. Recojo mi equipaje. Los agentes me miran. Será por los tacones y mi porte de modelo. Compro un café grande y cigarrillos. Espero dos horas afuera mientras observo el pavimento. Termino el café a grandes sorbos en medio de la gente. Ya no me miran tanto.
A bordo del nuevo vuelo me dirijo al baño. La vena recibe el opiáceo, pretendiendo anestesiar mi sexo violentado anoche entre las sombras.
Me dicen que no hay tequila. Pido whiskey cinco veces. Regreso al baño.
Me trago una anfetamina. Me asusto con mi rostro en el espejo.
(Debería estar haciendo el amor desenfrenadamente en este baño, no llorando.)
Presiono hacia arriba las comisuras de mis labios. La azafata toca a la puerta. El avión se estremece.

-Young lady, we’re gonna land! Young lady!

-Just a second, just a sec…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Terrible!